En la búsqueda de ejercicios para la lectura precisa de los jóvenes orientadores, SEGUIR LA LÍNEA se encuentra entre una las mejores propuestas para su desarrollo. Promueve la lectura constante de los detalles del mapa, obligando a los niños a llevar en todo momento el mapa orientado y a poder utilizar la técnica del pulgar, de la que hablamos en publicaciones anteriores.
La actividad consiste en seguir una línea pintada en el mapa, donde irán apareciendo los controles a lo largo del recorrido. Para ello, la velocidad de la marcha, deberá permitir leer el mapa con seguridad en todo momento.
En su preparación, planteo varias opciones o niveles de dificultad, según la competencia técnica de nuestros orientadores.
Para la primera, los mapas de los alumnos no presentará ningún círculo magenta que localice los controles (Imagen 1). Si los orientadores siguen perfectamente la línea, irán encontrando una tras otra, las balizas que se han distribuído a lo largo del recorrido. En este caso, la dificutad se irá incrementando según el terreno elegido, desde contextos urbanos más sencillos a mapas de bosque más complejos. La dificultad también se puede ir incrementando modificando la ruta de la línea, pasando de sendas y caminos, a trazados campo a través.

Una variante interesante es que los chavales marquen en el mapa el punto exacto del recorrido donde han encontrado la baliza. Se pueden añadir puntos de penalización en caso de que no encuentren las balizas o por errores en el marcaje. también podemos dejarles que vuelvan a realizar el recorrdio para iniciar un nuevo barrido y completar así los puntos que no han encontrado en la primera pasada.
No se trata de un ejercicio del todo sencillo, por lo que podemos idear una variante más fácil de este ejercicio, dibujando los círculos correspondientes a los controles que hemos colocado (Imagen 2). De este modo, los chicos podrán conocer la situación exacta de las balizas. Otra posibilidad, es colocar cintas de prebalizado a lo largo del recorrido, de modo que los niños se sientan más seguros.
Evitaría a toda costa el cronometraje de este ejercicio, pues influiría negativamente en los objetivos que perseguimos, desconcentrando a los jóvenes en la lectura detallada del mapa.
