FASE DESARROLLO (9-12 años): consolidar la base técnica y la autonomía del joven orientador
Tras la fase inicial, en la que los niños comienzan a descubrir el mapa y el entorno desde el juego y la exploración guiada, llega un momento clave en su evolución deportiva: la fase de desarrollo. Entre los 9 y los 12 años se sientan las bases técnicas y cognitivas que permitirán al joven orientador avanzar hacia una práctica más autónoma, consciente y precisa.
En este periodo, el aprendizaje adquiere un carácter más estructurado. Los deportistas ya poseen una comprensión básica del mapa y del espacio, por lo que pueden empezar a integrar nuevas herramientas y conceptos, como la brújula, la lectura del relieve o la toma de decisiones entre distintas rutas. Todo ello se trabaja manteniendo una fuerte conexión con el componente lúdico y motivacional, esencial para consolidar el interés por la orientación y favorecer el desarrollo de la autoconfianza.
La progresión técnica se apoya en la transición desde elementos lineales claros hacia referencias más sutiles, y en el inicio de la lectura en movimiento. Paralelamente, el entrenamiento comienza a incorporar capacidades físicas básicas adaptadas a la edad —como la velocidad, la resistencia o la fuerza—, que facilitan la ejecución de las tareas técnicas y la comprensión del esfuerzo.
En este artículo se detallan los objetivos, saberes y actividades propios de esta fase, junto con las recomendaciones cartográficas, ejercicios tipo, criterios de transferencia competitiva y una rúbrica de evaluación del desempeño que permite valorar el progreso del joven orientador de manera objetiva y formativa.
Combinar el trabajo de distintos aspectos técnicos en el entrenamiento de orientación es bastante común. La razón puede venir fundamentada por la necesidad que tiene para nuestro deporte tener que aprovechar al máximo los terrenos que visitamos, y el tiempo que supone para nosotros desplazarnos hasta ellos. Es por ello que los técnicos hacemos lo posible para que esos momentos de calidad con el objetivo de desarrollar la técnica de los deportistas sea lo más rentable y fructífera posible.
Sin embargo, otras pueden ser las razones que nos lleven a utilizar este tipo de propuestas de manera positiva:
Aprovechamiento máximo de mapas a nuestro alcance.
Exigencia mental y adaptación variabilidad de estímulos en una misma sesión.
Motivación por la diversidad de retos.
Adaptación e individualización según las características de los deportistas.
Posibilidad de trabajar diferentes objetivos en una misma sesión.
Evidentemente, estamos ante un tipo de entrenamiento que tiene varios objetivos en los que no podremos profundizar como si lo hiciéramos por separado. Pero sí que podemos trabajar en los jóvenes su capacidad para cambiar rápidamente los procesos mentales necesarios cuando el mapa exige una serie de técnicas o habilidades concretas. Combinado así, podemos desarrollar esta adaptación al medio.
Parece que las bondades de este tipo de entrenamiento sean más que suficientes para incorporarlas a nuestra caja de entrenamiento como entrenadores, pero no debemos olvidar otra serie de aspectos ciertamente limitantes a la hora de plantearlos, como por ejemplo la necesidad de conocimientos TICs especializados (OCAD, Purple, O-map,…), el tiempo de preparación o el requerimiento de mapas con variedad de zonas de características bien diferenciadas.
A la hora de diseñarlos, debemos tener en cuenta que el mapa que utilicemos, bien sea de bosque o urbano, ha de tener esas zonas que nos permitan desarrollar los objetivos planteados. Una vez elegido, las variantes que pueden incluirse en este tipo de entrenamientos pueden ser múltiples. A continuación se proponen algunos ejemplos:
Rumbos.
Ventanas.
Rumbos.
Cambios de dirección.
Memorización punto a punto.
Control picking.
Anticipación (descripción de control).
Orientación somera/precisa
Elección de rutas.
Pasillos.
Etc.
Propuesta de entrenamiento multitécnica para iniciación
En el ejemplo que a continuación se adjunta, se plantea un entrenamiento multitécnica con cuatro variantes, en un mapa urbano de características muy diferenciadas.
Variante 1:
La sesión empieza en una zona reducida con controles próximos entre sí, en la que el orden en el mapa se desconoce, pero viene determinado en la descripción de controles, por lo que se deberá leer de antemano para anticipar su visita, y realizarlas correlativamente.
Variante 2:
A continuación se progresa por un pasillo en el que los deportistas podrán encontrar un número de balizas secreto que no vienen marcadas en el mapa, y que al final del recorrido deberán dibujar en el mapa. La precisión en la lectura para evitar salir del pasillo, condicionará el éxito a la hora de encontrar las balizas fantasma.
Variante 3:
En un tercer momento, los aprendices deben hacer un buen uso de la brújula, trazando rumbos exactos en un mapa en blanco. Los ángulos de entrada y salida al control deberán de ser variados para provocar ese cambio de dirección que nos interesa. En este ejercicio, los orientadores deberán talonar o estimar la distancia recorrida para no quedarse cortos o sobrepasar el control.
Variante 4:
Por último, nos enfrentamos a unos controles, que requieren la mejor elección de ruta. En este caso, son balizas que tienen diferentes opciones a la hora de ser abordadas. Aspecto importante en los mapas de sprint. Esta tarea final cierra el entrenamiento a ritmo y características semejantes a la competición.
Ejemplo de entrenamiento multitécnica urbano
Como se puede apreciar en el ejemplo, se trata de un entrenamiento altamente estimulante para los aprendices, a la vez que exigente desde el punto de vista de su planificación como entrenadores. Estos deben tener un protagonismo relevante en momentos puntuales de la temporada, ampliando nuestro abanico de propuestas en las sesiones de calidad semanales.
Los raids son una propuesta excelente para pasar un buen rato. Trabajar diferentes disciplinas en torno a la orientación, siempre será motivante y completo.
Bien es cierto que requiere de una exigencia mayor a nivel organizativo, pero vale la pena ofrecerles este tipo de oportunidades a nuestros pequeños aventureros. Aunque sea, al menos, en momentos de celebración, convivencia o jornadas especiales del club.
La creatividad es la clave para poder hacer de estos entrenamientos o jornadas deportivas, una propuesta divertida y variada. A las disciplinas clásicas de bici orientación (MTB-O) o carrera a pie (O-Pie), se le pueden añadir otras que el entorno nos ofrezca: kayak, descenso de un río, patines,… Además de un sin fin de pruebas especiales, que en las transiciones van a enriquecer la actividad.
En este sentido, podemos plantear pruebas esenciales de habilidad o bien mentales:
– Puntería: tiro con arco, tirachinas, petanca,… – Retos viso-espaciales: tamgrams, puzzles, rompecabezas… – Memorización: copiar símbolos de un mapa a otro en blanco desplazándose, sumar puntos en las balizas,… – Orientación precisa: retos trail-O. – Trepa o cuerdas: escalada, descensos, puentes,… – Equilibrio: skylines, circuito de troncos,… – “Pista americana” o circuito de obstáculos. – Go4-O o laberintos. – …
Como podemos comprobar, las pruebas especiales dependerán de nuestros recursos, y sobre todo, de lo ingeniosos que seamos.
Llevamos tiempo reflexionando sobre las carencias que nuestro deporte presenta en relación a la escasa promoción de base y la dificultad de transferencia de nuevos orientadores al formato federado y de competición. La fórmula para conseguir enganchar a un buen número de niños y jóvenes que en un futuro puedan practicar de una forma regular nuestra disciplina, es sin duda uno de los principales objetivos que las escuelas, clubes y federaciones, debemos plantearnos.
Son varias las propuestas que se han ido implementando paralelamente a la competición y el entrenamiento a lo largo de la breve historia de este deporte en nuestro territorio. La formación de monitores, la inclusión en el currículo educativo, las pruebas escolares, los campamentos y campos de entrenamiento, las propuestas didácticas o la producción de manuales prácticos de ejercicios y actividades para dar los primeros pasos en la orientación, son algunas de las iniciativas que en cuentagotas, van dando sus frutos. Sin embargo, en la mayoría de casos, el resultado del esfuerzo invertido es poco alentador, más allá de la experiencia que el joven pueda llevarse.
Para comprender a qué nos enfrentamos, y cuál es nuestro papel como formadores, deberíamos empezar por analizar la naturaleza de nuestro deporte. Tan simple como profundizar en su definición:
La orientación es un deporte que combina tanto elementos físicos como mentales. La idea básica en orientación es ir desde el punto inicial al punto final de un recorrido, visitando cierto número de puntos de control intermedios, en un orden predeterminado, con la única ayuda de un mapa y una brújula. Se debe elegir la mejor ruta posible en función de las características del terreno, las condiciones físicas y mentales del corredor y sus conocimientos técnicos con el objeto de realizar el recorrido en el menor tiempo posible. El orientador debe navegar y tomar decisiones rápidas mientras corre a gran velocidad.
Si bien se trata de una definición detallada, cualquier menor que desee iniciarse en esta disciplina, y fuese capaz de entender lo que significan verdaderamente estas líneas, quedaría abrumado, y probablemente descartaría adentrase en este complicado mundo del mapa y la brújula. Es por ello que, una de nuestras primeras tareas como entrenadores sería descalzarnos las zapatillas de clavos, y transformar esta atmósfera compleja, en un contexto amable, lúdico y aventurero.
Decir que la orientación es una actividad física en el medio natural, hoy sabemos que es una verdad a medias. Cierto es que su naturaleza original está en los bosques, pero no podemos obviar, que a lo largo de los últimos años, hemos experimentado un crecimiento exponencial de la actividad, en medios humanizados y urbanos. Y que muy probablemente, sea esta una de las líneas de desarrollo más importantes que tengamos en el horizonte a nivel deportivo.
Pese a todo, nuestro valor a nivel educativo, se sigue sustentando en este pilar fundamental que es el entorno natural, entendido como un medio sanador de las patologías derivadas del mundanal estrés urbanita. También han vivido esta evolución otros deportes como la escalada, de la que fuimos de la mano para lograr penetrar en el nutrido currículum del área de educación física. A nuestra paralela, esta adaptación más artificial, ya le ha valido para mejorar su visibilidad, y lograr el estatus de olímpica.
En consecuencia, estamos ante una oportunidad de oro, para reivindicar nuestro deporte, por las bondades que le otorga su “cancha de juego”. Sin olvidar el complejo entramado de habilidades que requiere su práctica y los beneficios para el desarrollo armónico de niños y jóvenes, en todas sus dimensiones.
El trabajo bien hecho antes de llegar a la baliza. No me cansaré de recordar a los orientadores nóveles que a la baliza hay que llegar con los deberes hechos. Eso supone realizar varias tareas: elegir la ruta más óptima, buscar un punto de ataque, simplificar la cartografía,…
Una de estas importantes tareas es la de leer y comprender la descripción del control cuando salgo del punto anterior. La elección de la ruta o el punto de ataque, pueden estar condicionadas por esta simple, pero importante acción. Imaginad que no he hemos leído la descripción, y me encuentro al otro lado de una valla impasable cuando he llegado al círculo, ¿qué hacemos ahora? Es probable que se nos escape un tiempo muy valioso.
Como siempre, y para evitar estos errores, introduciremos todo tipo de juegos, dinámicas, y cualquier ejercicio que nos ayude a que los niños aprendan la simbología de los controles y su interpretación. Podemos hacerlo de muchas maneras, y siempre tendremos la oportunidad de instruirlos de forma magistral y directa en un aula, a base de ejemplos y memorización. Sin embargo, a mi me gusta combinar este aprendizaje con otros aspectos en los entrenamientos.
Ordena la descripción de controles
La actividad que planteo consite en realizar un recorrido en línea adaptado al nivel que tengan los aprendices, añadiendo una descripción de controles detallada, pero sin códigos de baliza ni orden establecido. Los chicos deberán ir a cada control, y elegir entonces, a qué descripción corresponde, y señalarlo en la plantilla.
En las etapas iniciales, utilizaremos elementos comunes y de fácil visualización. Podemos incluir el texto de apoyo correspondiente para facilitar la tarea. Si tenemos varios niveles, podemos diseñar recorridos de diferente distancia y complejidad técnica. Separando los controles de caminos o elementos lineales, buscando puntos que tengan varios elementos iguales dentro del mismo círculo, eligiendo elementos impasables que obliguen a entrar a la baliza por una única dirección,…
Uno de los temas que más debate genera en la iniciación del deporte de orientación suele ser cuándo es el momento idóneo en el que debemos introducir el manejo de la brújula.
Todos sabemos que se trata de un instrumento muy valioso que nos ayudará fundamentalmente a orientar el mapa y a tomar rumbos de forma precisa. Sin embargo, debemos tener presente que, el conocimiento del mapa y sus elementos, ya es una cuestión compleja que en las primeras fases del aprendizaje requieren de la máxima atención por parte de los niños.
Imagen 1: orientadora trazando rumbos en estrella (Campamento Fontalbres 2019)
En este sentido, debemos priorizar el dominio del mapa antes de incluir más elementos que puedan desviar la atención de los jóvenes. Recordemos que en las primeras etapas de competición, los trazados de los más pequeños están diseñados para que estos sean capaces de moverse a través de circuitos circulares, por medio de elementos lineales, y cambios de dirección sutiles. Siempre pensados para que no necesiten utilizar la brújula.
Es por ello que mi recomendación es que no tengamos prisa en incluir en nuestros entrenamientos o clases esta herramienta, y nos aseguremos que nuestros aprendices adquieren previamente habilidades como: orientar el mapa con elementos del terreno, doblar el mapa y seguir con el pulgar, moverse por caminos y sendas sin dificultad,… antes de añadir más complicaciones.
Dicho esto, definiría dos momentos clave para empezar a familiarizar a los pequeños orientadores en el uso de la brújula. Estas fases coinciden con las técnicas básicas que hemos definido anteriormente.
En un primer momento, aconsejo el uso de brújulas de muñeca (imagen 2). Son aquellas que se han popularizado gracias a modalidades como la MTB-O, y cuya finalidad es simple: orientar el mapa. Un niño que empieza en nuestro deporte no necesita más. De esta forma, se familiarizará con dicho instrumento, y adquirirá de forma natural la técnica.
Imagen 2: brújula de muñeca (www.tiendaorientación.com)
Aunque puede ser controvertido, la experiencia me dice que evitemos, a ser posible, las brújulas planas o transportadoras que tanto hemos utilizado en nuestros inicios. Para mí hay dos motivos fundamentales:
El primero es que son incómodas. Especialmente para el manejo de las pequeñas manos de nuestros pequeños orientadores. Son un incordio para correr. Suelen enrollarse en las muñecas o colgarse del cuello, y su estabilidad para colocar sobre el mapa requiere de un dominio extra. Esto supone otro factor de dispersión que no interesa a estas edades.
Otro de los motivos es evitar un paso previo al uso de la que debería ser la brújula definitiva (de dedo). ¿Por qué perder tiempo aprendiendo a usar una brújula que no es tan práctica y que en poco tiempo sustituiremos? Llevar el mapa y la brújula en pack es fundamental. Además, ya podemos encontrar en el mercado brújulas adaptadas al tamaño de los dedos de nuestros orientadores noveles.
El aprendizaje con la brújula de dedo para trazar rumbos, permitirá al joven centrarse básicamente en la aguja magnética, haciéndola coincidir con el norte del mapa, visualizando el rumbo a seguir. Evitando así, pasos intermedios que ralentizan el dominio de la técnica. Y en algunos casos, confundan al principiante.
Para esta progresión natural de la adquisición de técnicas orientadas al manejo de la brújula y la toma de rumbos, destaco algunos ejercicios que son especialmente interesantes:
Rumbos en estrella
Espacio: parque o campo despejado.
Material necesario: mapas con varios trazados en estrella (diferentes niveles) y brújula por participante.
Duración: 60 minutos
OBJETIVOS:
Aprender a utilizar la brújula.
Practicar el rumbo.
Apreciar distancias.
Desarrollo:
En grupos por niveles, distribuiremos a los alumnos escogiendo la estrella que mejor se adecue a sus características, para ir progresando en la utilización de la brújula y la toma de rumbo.
Desde el triángulo central de la estrella, realizaremos una demostración de la brújula y cómo debemos tomar rumbo. Cada alumno practicará yendo a distintas balizas y siempre volviendo al triángulo central dónde recibirá algo de retroalimentación o ayuda del técnico, en caso de que sea necesario.
Según vayamos viendo cómo se desenvuelve el grupo, podemos cambiar de estrella o incluso enviar al alumno a buscar 2 o 3 balizas antes de volver al triángulo central.
Imagen 3: mapa maestro de rumbos en estrella (Casal, R.)
Otra de las posibilidades, si no queremos llevar a los principiantes al bosque para sus inicios en el trazado de rumbos, es utilizar un entorno más seguro, sin demasiados obstáculos que varíen la trayectoria hasta el control, y con buena visibilidad.
Recorrido de rumbos en un parque
Espacio: parque o zona despejada.
Material necesario: mapa con varios trazados en línea pero con cambios de dirección constantes (diferentes niveles) y brújula por participante.
Duración: 20 minutos
OBJETIVOS:
Realizar recorridos con el único apoyo de la brújula (sin cartografía).
Practicar el rumbo.
Apreciar distancias.
Desarrollo:
Los alumnos realizarán distintos recorridos según nivel, en una zona de parque sin demasiados elementos que impidan ir directo al control. La buena visibilidad del entorno les facilitará tomar como referencia el posible elemento al que deben llegar. Podemos usar balizas o marcas pequeñas, que no destaquen demasiado en el terreno, aunque si sembramos el espacio de faroles, tampoco sería una mala decisión, puesto que esto les obligará a discriminar y prestar atención, para centrarse en la que presumiblemente es la baliza correcta.
Imagen 4: ejemplo de recorrido sin cartografía.
Imagen 5: mapa maestro con puntos de control en un parque.
Por último, si no tenemos la posibilidad de utilizar un mapa, o de desplazarnos a él, podemos desarrollar estas habilidades ligadas a la brújula, por medio de entrenamientos simulados de rumbos que se adapten a cualquier entorno.
Rumbos simulados
Espacio: pista o explanada pequeña.
Material necesario: recorridos (diferentes niveles) y brújula por participante.
Duración: 20 minutos
OBJETIVOS:
Aprender a utilizar la brújula.
Practicar pequeños rumbos en espacios reducidos.
Acostumbrarse a los cambios de dirección constantes (concentración).
Desarrollo:
En una pista o explanada, formaremos un rectángulo con seis conos y sus códigos de control, tal y como se puede ver en el esquema maestro (imagen 7). Trazaremos diferentes recorridos de forma que solo pongamos atención al ángulo entre los tramos, para que trazando un rumbo con la brújula lleguemos siempre a uno de los controles. La longitud del tramo no importa. Esta vendrá definida por el espacio que tengamos para que no se superpongan unos círculos con otros (imagen 6).
Tanto la salida (triángulo), como la meta (doble círculo) deben ser coincidentes. De esta forma, nuestros alumnos sabrán si han hecho correctamente el recorrido.
Imagen 6: ejemplo de recorrido de rumbos simulado (Casal, R.)
Imagen 7: Esquema de conos, códigos de control y corrector Rc.C (Casal, R.)
El 2022 nos dejó una nueva publicación en forma de libro dedicado al deporte de orientación. Un documento cuyo principal objetivo es el desarrollo de esta actividad en diferentes contextos educativos. Un trabajo en el que tuve la oportunidad de participar junto a un grupo de amigos apasionados de este deporte, y que la editorial INDE tuvo a bien publicar, con el apoyo de la Federación Valenciana de Orientación (FEDOCV).
Una recopilación de propuestas renovadas para que docentes y técnicos en periodos de formación iniciales puedan enriquecer su práctica educativa. El fruto del trabajo realizado por especialistas en la materia bajo la tutela de dos de los principales referentes de este deporte a nivel escolar: Héctor Esteve y Rosa Mª Casadó.
El libro se divide en 8 capítulos dedicados a aspectos muy variados, pero siempre desde un punto de vista práctico. La gamificación, el tratamiento interdisciplinar, la inclusión o las TICs, son algunos de los temas que se desarrollan en este manual. Sin duda, una gran fuente de recursos para todos aquellos que busquen una nueva actualización en el enfoque pedagógico de sus clases.
Se presenta pues, como una apuesta innovadora, que pone en valor la orientación como uno de los saberes más importantes dentro de las actividades físicas en el medio natural (AFMN), y pone de manifiesto las múltiples bondades que este deporte desarrolla a nivel físico, cognitivo o emocional.
La 4ª prueba de la Liga Intercomarcal de la provincia de Alicante, se disputará en Alcoy. El Centre Excursionista d’Alcoi, está trabajando duro para ofrecernos una gran jornada deportiva, y acercar la orientación a niños y jóvenes de todas las edades.
La jornada se llevará a cabo principalmente en el parque de Batoy y los recorridos se distribuirán por diferentes zonas del barrio. Este mapa, elaborado por Álex Tello, se estrenó para la concentración de la selección española en marzo de 2022. Tiene zonas técnicamente muy diferenciadas, por lo que se presenta como un escenario ideal tanto para orientadores nóveles como experimentados.
Detalle zona urbana del mapa
Se trata de un mapa principalmente urbano, con zonas ajardinadas y un parque central dividido en dos partes a diferente altura. Los campos de cultivos y terrenos en barbecho son muy comunes en la zona norte del mapa. Una de las zonas más especiales del mapa, por su organización arquitectónica, es el instituto de Batoy. Cuyo recinto exterior se caracteriza por multitud de escaleras y pasos, que lo convierten en un auténtico laberinto.
La prueba de MTB-O se llevará a cabo en los alrededores de la vía verde, en su zona próxima al barrio de Batoy. El entorno de esta antigua vía de tren es de una interesante belleza. A lo largo del recorrido se cruzan varios túneles y puentes. La cartografía corresponde a mapas clásicos de bosque. Se han diseñado dos recorridos según el nivel que tengan los niños. Uno de ellos transcurre únicamente por la vía verde y es de ida y vuelta por el mismo sitio. El otro es un recorrido circular, que obliga a tener que elegir diferentes caminos y sendas de ciclabilidad variable.
Detalle del Mapa de MTB-O
Actividades puntuables que se ofertan en esta jornada:
Ejercicio «correlín«. Actividad que tiene como base el recorrido de Orientación, pero con símbolos de dibujo e ilustraciones adaptadas a las edades infantiles.
Circuito corto: recorrido de orientación de nivel básico que tendrá como referencia la categoría Alevín.
Circuito largo: recorrido de orientación de nivel medio que tendrá como referencia la categoría Infantil.
MTB-O: recorrido de sencillo para la iniciación a la bicicleta orientación. Entorno de vía verde, sin tráfico.
Las inscripciones se podrán realizar en el siguiente enlace de forma gratuita antes del jueves 17 de diciembre a las 14:00h: https://forms.gle/JVGMzyxi7M3w4isZ6
La cita será el próximo sábado 19 de noviembre en el barrio de Batoy (Alcoy). Podréis iniciar los recorridos entre las 9:30 y la 12:00h. Las salidas se llevarán a cabo desde el acceso principal al parque de Batoy.
La Liga Intercomarcal de Orientación Escolar de Alicante arranca el curso 2022-2023 con un circuito de pruebas y actividades deportivas para todas las edades y niveles.
Se trata de una liga de orientación destinada a promocionar y dar a conocer este deporte a nivel escolar. Durante el curso 2022-2023 se realizarán una serie de pruebas en distintas poblaciones de la provincia de Alicante. En ellas podrán participar niños y niñas de las categorías incluidas en los Juegos Deportivos de la Comunitat Valenciana. En este curso el número de pruebas oscilará entre 7 y 9, según las posibilidades del calendario y la capacidad de los clubs implicados. El gran éxito de esta liga es su metodología de competición. Su organizacion pretende que los escolares vivan una jornada lúdico-deportiva completa, en la que la presión del cronometraje no influya en el resultado de la prueba y la experiencia vivida en estos primeros pasos en el mundo de la orientación.
Para ello, los organizadores proponen un esquema organizativo de cada jornada basado en las siguientes actividades y recorridos:
Go4orienteering. Se trata de un paquete de juegos didácticos basados en recorridos cortos de diferentes niveles en un espacio reducido. Se utiliza pinza electrónica(SportIdent)
Correlín. Actividad que tiene como base el recorrido de orientación. En las balizas no habrá números sino dibujos o símbolos adaptados a la edad infantil.
Recorrido CORTO. Recorrido de orientación que tendrá como referencia la categoría alevín de pruebas oficiales tipo sprint.
Recorrido LARGO. Recorrido de Orientación que tendrá como referencia la categoría infantil de pruebas oficiales tipo sprint.
MTB-O. Siempre que el terreno recoja las condiciones de seguridad y posibilidad para la práctica de la bici orientación, se ofrecerá la modalidad de bici orientación.
La liga Escolar se organiza bajo el paraguas de la Federación de Orientación de la Comunidad Valenciana (FEDOCV) y los Juegos Deportivos Escolares (JOCSE), Y los clubes organizadores de esta liga son: CEAM-O IBI Centre Esportiu Colivenc Centre Excursionista d’Alcoi Club d’Orientació Sant Joan
Cartel de la Liga Intercomarcal de Orientación Escolar de Alicante
Desarrollar actividades en las que la estrategia de juego es un factor relevante, es una oportunidad para conjugar otro elemento motivador, además de los aspectos físico-técnicos que prevalecen en la práctica de la orientación. Las actividades que mejor desarrollan esta cuestión son los conocidos recorridos SCORE, en los que el orden de visita a los controles no viene determinado por el trazador. En este sentido, las variantes para su aplicación son muy diversas, pero uno de las propuestas score que mejor funciona con los chavales, es la que presento a continuación.
El objetivo final del juego es conseguir el mayor número de puntos al finalizar el recorrido. Cada orientador debe visitar los controles en el orden que estime. La principal diferencia respecto de los scores clásicos, es que el orden de llegada a cada punto respecto del resto de competidores es la clave que definirá el resultado. Es decir, si un corredor llega el primero a una baliza, tendrá la ventaja de alcanzar la máxima puntuación. A partir de ese momento, el resto de orientadores podrán obtener también puntuaciones, pero estas irán siendo cada vez más bajas.
Imaginemos que el máximo de puntos a alcanzar en cada baliza es 10. El primer participante que llegue, conseguirá pleno de puntos: 10 puntos. El siguiente jugador, podrá obtener 9 puntos. El que llegue a continuación, 8 puntos,… Y así sucesivamente, hasta que no queden puntos. Al finalizar el juego, bien porque hemos establecido que deben visitar todos los controles o bien porque hemos fijado un tiempo máximo de práctica, el deportista que consiga sumar el mayor número de puntos, será el ganador.
Imagen 1: Ejemplo de recorrido «Score máxima puntuación»
Organización:
Elegimos un mapa en el que podamos disponer de un buen número de detalles en un espacio reducido de terreno.
Colocamos un número de controles, más o menos cercanos entre ellos, que se ajusten al tiempo de actividad (30′-45′).
En cada baliza, colocaremos un código de control con tiras de papel que puedan arrancar. Cada una de ellas tendrá un número cuya máxima puntuación será el número de participantes en la actividad (si no lo conocemos exactamente de antemano, podemos estimar por alto. Así ningún niño se queda sin puntos cuando llegue a la baliza).
Insistimos en la norma de que ningún orientador puede coger más de una etiqueta de puntos por control. Para evitar que hagan trampa, cada etiqueta llevará impreso el número de control (ver imagen 2).
Ofrecemos a cada participante la posibilidad de guardar los puntos (papelitos) en una funda o bolsa pequeña, que impida que estos se pierdan en el transcurso de la actividad.
Damos la salida en masa, pero les dejamos visualizar el mapa previamente para que elijan una estrategia. Hacemos hincapié en la importancia de llegar lo antes posible a los controles.
Imagen 2: Códico de control y tiras con puntuación recortarbles
Al finalizar el juego, hacemos recuento de puntos obtenidos.
Una variante muy interesante para compensar el resultado e introducir una nueva variable estratégica, es llevar a cabo esta propuesta por parejas o equipos. En este caso, antes de la salida les dejaremos tiempo para que se repartan los controles que cada uno irá a visitar. Pudiendo compensar así, las diferencias a nivel físico-técnico que puedan existir entre compañeros.