La iniciación al manejo de la brújula y los rumbos

Uno de los temas que más debate genera en la iniciación del deporte de orientación suele ser cuándo es el momento idóneo en el que debemos introducir el manejo de la brújula.

Todos sabemos que se trata de un instrumento muy valioso que nos ayudará fundamentalmente a orientar el mapa y a tomar rumbos de forma precisa. Sin embargo, debemos tener presente que, el conocimiento del mapa y sus elementos, ya es una cuestión compleja que en las primeras fases del aprendizaje requieren de la máxima atención por parte de los niños.

     Imagen 1: orientadora trazando rumbos en estrella (Campamento Fontalbres 2019)

En este sentido, debemos priorizar el dominio del mapa antes de incluir más elementos que puedan desviar la atención de los jóvenes. Recordemos que en las primeras etapas de competición, los trazados de los más pequeños están diseñados para que estos sean capaces de moverse a través de circuitos circulares, por medio de elementos lineales, y cambios de dirección sutiles. Siempre pensados para que no necesiten utilizar la brújula.

Es por ello que mi recomendación es que no tengamos prisa en incluir en nuestros entrenamientos o clases esta herramienta, y nos aseguremos que nuestros aprendices adquieren previamente habilidades como: orientar el mapa con elementos del terreno, doblar el mapa y seguir con el pulgar, moverse por caminos y sendas sin dificultad,… antes de añadir más complicaciones.

Dicho esto, definiría dos momentos clave para empezar a familiarizar a los pequeños orientadores en el uso de la brújula. Estas fases coinciden con las técnicas  básicas que hemos definido anteriormente.

En un primer momento, aconsejo el uso de brújulas de muñeca (imagen 2). Son aquellas que se han popularizado gracias a modalidades como la MTB-O, y cuya finalidad es simple: orientar el mapa. Un niño que empieza en nuestro deporte no necesita más. De esta forma, se familiarizará con dicho instrumento, y adquirirá de forma natural la técnica.

     Imagen 2: brújula de muñeca (www.tiendaorientación.com)

Aunque puede ser controvertido, la experiencia me dice que evitemos, a ser posible, las brújulas planas o transportadoras que tanto hemos utilizado en nuestros inicios. Para mí hay dos motivos fundamentales:

  1. El primero es que son incómodas. Especialmente para el manejo de las pequeñas manos de nuestros pequeños orientadores. Son un incordio para correr. Suelen enrollarse en las muñecas o colgarse del cuello, y su estabilidad para colocar sobre el mapa requiere de un dominio extra. Esto supone otro factor de dispersión que no interesa a estas edades.
  2. Otro de los motivos es evitar un paso previo al uso de la que debería ser la brújula definitiva (de dedo). ¿Por qué perder tiempo aprendiendo a usar una brújula que no es tan práctica y que en poco tiempo sustituiremos? Llevar el mapa y la brújula en pack es fundamental. Además, ya podemos encontrar en el mercado brújulas adaptadas al tamaño de los dedos de nuestros orientadores noveles.

El aprendizaje con la brújula de dedo para trazar rumbos, permitirá al joven centrarse básicamente en la aguja magnética, haciéndola coincidir con el norte del mapa, visualizando el rumbo a seguir. Evitando así, pasos intermedios que ralentizan el dominio de la técnica. Y en algunos casos, confundan al principiante.

Para esta progresión natural de la adquisición de técnicas orientadas al manejo de la brújula y la toma de rumbos, destaco algunos ejercicios que son especialmente interesantes:

Rumbos en estrella

Espacio: parque o campo despejado.

Material necesario: mapas con varios trazados en estrella (diferentes niveles) y brújula por participante.

Duración: 60 minutos

OBJETIVOS:

  • Aprender a utilizar la brújula.
  • Practicar el rumbo.
  • Apreciar distancias.

Desarrollo:

En grupos por niveles, distribuiremos a los alumnos escogiendo la estrella que mejor se adecue a sus características, para ir progresando en la utilización de la brújula y la toma de rumbo.

Desde el triángulo central de la estrella, realizaremos una demostración de la brújula y cómo debemos tomar rumbo. Cada alumno practicará yendo a distintas balizas y siempre volviendo al triángulo central dónde recibirá algo de retroalimentación o ayuda del técnico, en caso de que sea necesario. 

Según vayamos viendo cómo se desenvuelve el grupo, podemos cambiar de estrella o incluso enviar al alumno a buscar 2 o 3 balizas antes de volver al triángulo central.

Imagen 3: mapa maestro de rumbos en estrella (Casal, R.)

Otra de las posibilidades, si no queremos llevar a los principiantes al bosque para sus inicios en el trazado de rumbos, es utilizar un entorno más seguro, sin demasiados obstáculos que varíen la trayectoria hasta el control, y con buena visibilidad.

Recorrido de rumbos en un parque

Espacio: parque o zona despejada.

Material necesario: mapa con varios trazados en línea pero con cambios de dirección constantes (diferentes niveles) y brújula por participante.

Duración: 20 minutos

OBJETIVOS:

  • Realizar recorridos con el único apoyo de la brújula (sin cartografía).
  • Practicar el rumbo.
  • Apreciar distancias.

Desarrollo:

Los alumnos realizarán distintos recorridos según nivel, en una zona de parque sin demasiados elementos que impidan ir directo al control. La buena visibilidad del entorno les facilitará tomar como referencia el posible elemento al que deben llegar. Podemos usar balizas o marcas pequeñas, que no destaquen demasiado en el terreno, aunque si sembramos el espacio de faroles, tampoco sería una mala decisión, puesto que esto les obligará a discriminar y prestar atención, para centrarse en la que presumiblemente es la baliza correcta.

Imagen 4: ejemplo de recorrido sin cartografía.        

Por último, si no tenemos la posibilidad de utilizar un mapa, o de desplazarnos a él, podemos desarrollar estas habilidades ligadas a la brújula, por medio de entrenamientos simulados de rumbos que se adapten a cualquier entorno. 

Rumbos simulados

Espacio: pista o explanada pequeña.

Material necesario: recorridos (diferentes niveles) y brújula por participante.

Duración: 20 minutos

OBJETIVOS:

  • Aprender a utilizar la brújula.
  • Practicar pequeños rumbos en espacios reducidos.
  • Acostumbrarse a los cambios de dirección constantes (concentración).

Desarrollo:

En una pista o explanada, formaremos un rectángulo con seis conos y sus códigos de control, tal y como se puede ver en el esquema maestro (imagen 7). Trazaremos diferentes recorridos de forma que solo pongamos atención al ángulo entre los tramos, para que trazando un rumbo con la brújula lleguemos siempre a uno de los controles. La longitud del tramo no importa. Esta vendrá definida por el espacio que tengamos para que no se superpongan unos círculos con otros (imagen 6).

Tanto la salida (triángulo), como la meta (doble círculo) deben ser coincidentes. De esta forma, nuestros alumnos sabrán si han hecho correctamente el recorrido.

  Imagen 6: ejemplo de recorrido de rumbos simulado (Casal, R.)
Imagen 7: Esquema de conos, códigos de control y corrector Rc.C (Casal, R.)

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